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sábado, 1 de agosto de 2020

Hombre reunido, Gabriel Miron




Todo un cada cual


Cada uno sus pies
en sus pasos

cada uno sus lágrimas
a lo largo de los ojos

cada uno su mano
para la limosna

en el buque de tres mástiles
cada uno sus sueños

su mal de pólvora
en sus deseos

su mal de nebulosa
en sus pensamientos

para la comida
cada uno su diente

cada uno su cuello
en el amor

cada uno, cada uno

cada uno sus huesos
en el cementerio



Hechos diversos

No hizo a tiempo de hacer viejo hueso
sus huesos han blanqueado la noche

no tenía más que su locura
le han tirado encima

se puso a apretujarse
se puso a comerse
nunca habíamos visto esto
un hombre que se come
un hombre parado que se inserta
en la grieta de su vida

fuera del viviente, viviente
un hombre que el mundo encierra

contó, rebajándose
los punta pies de su sangre
se vio descender
el nudo fluido resbalaba bien

adiós ya suficiente
saludo a los imbéciles

dispérsense
vuelvan a sus casas



El damned Canuck *

Somos numerosos silenciosos ásperos cepillados
en las nieblas de tristezas crudas
con la pena que se cae de narices en la raíz de las miserias
un fuego de comedero en las tripas
y la cabeza buen dios, nosotros la cabeza
un poco perdida para retomar nuestras dos manos
oh nosotros presos de helada y de extrema lasitud

la vida se consume en la fatiga sin salida
la vida en sordina y que ama su romance
con ojos de angustia travestidos de confianza ingenua
en la retina de agua pura de la montaña natal
la vida siempre a la orilla del aire
siempre en la línea de flotación de la conciencia
en el mundo el picaporte de puerta arrancado

ah suenen revienten cencerros de vuestras entrañas
rían y acuchillen en el corte de vuestros privilegios
grandes hombres, clase pantalla, que han hecho de mí
el bajo-hombre, la imagen sufriente del cro-magnon
el hombre del cheap way, el hombre del cheap work
el damned Canuck

solamente las rodillas solamente el resalto para decir.


*Alude a la dimensión sufriente del canadiense francés. Pueblo que no tiene nombre.


Por mi repatriación

Hombre de labranzas de quemaduras del exilio
conforme a tu amor de manos plenas de rudas conquistas
conforme a tu mirada arco iris sostenida en los vientos
a la vista de las ciudades y de una tierra que te sean natales

jamás viajé
hacia otro país que tú mi país

un día habré dicho sí a mi nacimiento
tendré trigo en los ojos
me adelantaré sobre tu suelo, emocionado, deslumbrado
por la pureza de bestia que levanta la nieve

un hombre volverá
desde afuera del mundo


Cabeza de testarudo

Una idea traspasa y empuja
la idea del campo en la espiga de trigo
en el corazón de las hojas la idea del árbol
que va a formar un bosque
y asimismo, asimismo
furiosa, la idea de la grama

es el hombre obligado
su tormenta aguzada
su valiente locura trepadora

no, no se arranca
hace a esa cabeza atravesada
esta idea ahí, extraña! que se tiene
cabeza de testarudo, oh libertad


Arte poética

Tengo los treinta a rienda abatida en mi vida
busco aún pastoreos del amor
siento el frío humano de la cuarentena de años
que hace hielo por dentro, y el espanto me agria

soy desgraciado mi madre, pero menos que tú
tú mis carnes natales, tú que de esperanza te sublevas
mi madre con el cuello inclinado sobre tu pena de aliento
y que pierdes ganas puntos del tiempo en tus manos

en otro tiempo mi padre devino suelo
él se acerca en mí al gusto del hijo y de las herramientas
mi padre, mi madre, lo sabían ustedes dos
nombrar todas la cosas sobre la tierra, padre, madre

                        escucho vuestra paz
                        posarse como la nieve...


En una sola frase numerosa

Pido perdón a los poetas que he plagiado
poetas de todos los países, de todas las épocas
no tenía otras palabras, otras escrituras
que las vuestras, de alguna manera, hermanos
es un gran homenaje a ustedes
porque hoy, acá, entre nosotros, existen
de un hombre hacía el otro palabras que son
el propio hilo conductor del hombre,
gracias.



Gaston Miron,  Hombre reunido, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014.

Traducción: Sara Cohen








En una sola frase numerosa

Pido perdón a los poetas que he plagiado
poetas de todos los países, de todas las épocas
no tenía otras palabras, otras escrituras
que las vuestras, de alguna manera, hermanos
es un gran homenaje a ustedes
porque hoy, acá, entre nosotros, existen
de un hombre hacia el otro palabras que son
el propio hilo conductor del hombre,
gracias.



Gaston Miron,  Hombre reunido, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014.

Traducción: Sara Cohen