3
El alma no es viajera
El exilio:
¿es hacia afuera
o hacia adentro?
¿O acaso los desplazamientos
nos obliguen a veces
a replantear el signo
de adentro y afuera?
Un adentro que es adentro
no renunciará a su vocación,
aunque nuestros sesgos errátiles
crean que nos trasladan de un lugar a otro.
Tal vez dejemos de lamentar
nuestros exilios ocasionales
cuando comprendamos
que no hay otra cosa que exilio
Afuera y adentro.
4
Toda lectura es leer de nuevo.
No importa que las palabras
lancen su desafío por primera vez
a nuestra ceguera.
Toda lectura es leer de nuevo
porque nuestra niebla
sólo admite la filtración luminosa
que abre sobre lo que ya conocemos.
Como el ciego
que ha mensurado cuidadosamente
los detalles más ínfimos
de su diario recorrido.
Por eso, en toda lectura
el asombro sólo puede consistir
en la constatación
de que los hitos se encuentran previsiblemente
donde ya sabíamos que debían estar.
5
Traduciendo a Beckett traduciéndose
Traducir de un idioma que no conozco
a otro que tal vez conozca.
¿Pero, acaso no estaré traduciendo
un idioma que no conozco
a otro que tampoco conozco?
O, tal vez, al traducir de un idioma que no conozco,
perfeccione el desconocimiento del mío.
Y podría ser que al traducir
un idioma que no conozco
a otro que tampoco conozco
llegue a conocer el primero.
O el segundo.
Y llegar a traducir de un idioma que no existe
podría constituir
nuestra única posibilidad de aprendizaje.
8
¿Cómo puede el vacío en la semilla
encontrar en la tierra
las huellas de antiguas desapariciones?
Y volver a ser.
Una ausencia en los terrones
alcanza, a través de las edades,
las reiteradas destrucciones de la especie
en su marcha invertida.
Algo así como encontrar en el pasado
la propia desaparición.
9
Leyendo a Silesius
Este es el lugar donde ya no hay lugar.
El sitio sin razón, la rosa sin preguntas.
El grito no es el grito y lo otro está en el uno.
La luz señala la falencia de los ojos.
No hay adentro ni afuera,
no hay vida ni muerte.
Todo es sin por qué, como la rosa.
25
Escribir con el lápiz que escribe
sobre las señales
del lápiz que no escribe.
O escribir con el lápiz que no escribe
sobre las señales
del lápiz que escribe.
¿Cuál es el texto verdadero?
Tal vez solamente los espacios invisibles
entre lo que se escribe
y lo que no se escribe
puedan componer el texto definitivo.
O tal vez debamos encontrar un lápiz
que escriba y no escriba a la vez.
34
las esperas en aeropuertos
con nieblas y aviones demorados
me acercan más a ti
aunque el vuelo sea en sentido contrario
el súbito suspenso
en el medio de la nada
en el país del no tiempo
donde las lenguas se entrecruzan
(hasta parecerme que la gente habla
un secreto u olvidado código amoroso)
me desterritorializa de todo
y entonces giro en un torbellino invisible
del que tú eres el centro y lo rodeas
pero no entras
en este andar por las periferias
que me resulta lo más terrible
y maravilloso del amor
siempre cerca y nunca en:
porque ¿ quién podría realmente
estar dentro de sí mismo?
38
pensando en ella entre fuegos de artificio
miro el cielo encendido
mientras agoniza
entre nubes el estruendo
y me pregunto si allí donde ella está
mira el mismo cielo que yo miro
las mismas nubes y estrellas y luces de artificio
y me pregunto si mirar
no es crear el propio cielo
las propias luces y nubes y ruidos
y me digo entonces
que no existe el mismo cielo
para dos
Laura Cerrato, Contemplación del silencio, Libros de Tierra Firme, Bueno Aires, 1999.
Obra visual: Bernard Le Nen
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