Intento pintar la explosión original, pero si quisiera definir mi obra diría que es una danza, en realidad a veces creo que una bailarina la hace con la levedad de sus pies. Podría titular un cuadro: Impromptu de Isadora Duncan o Nijinsky... No obstante siempre he vinculado al hombre con la naturaleza, cuando pinté los volcanes en erupción tan sólo quería mostrar un estallido interior./ No puedo decir nada de mi pintura, porque el arte en general no me interesa. Creo que el hombre es un ser insignificante y pretencioso. Nada he pintado todavía que se pueda comparar con una hoja, con una bacteria. La pintura sólo tiene importancia para los críticos y para los mercaderes del arte, para los millonarios que la ostentan en sus salas; a mí sólo me importa la orientación, la rosa de los vientos del espíritu. Yo pinto para no olvidar el latido de mi corazón, el movimiento de las olas, las galaxias.../ He comenzado a desconfiar de mi obra desde cuando la empezaron a poner en las enciclopedias. Los museos generalmente cuelgan el arte domesticado, domeñado. Es triste ver amaestrada una obra que fue libre, observar al halcón regresando al brazo posándose sobre el guante de cuero de su amaestrador. No quiero figurar en la historia artística, ni en el mismo arte, sólo pretendo acostarme en la hierba para mirar las estrellas. Yo siempre he hablado de la libertad de la conciencia, de la sabiduría... Los profesores tratan de interpretarme, pretenden saber qué busco con mi pintura, pero lo único que quiero es ser parte de la mirada de algún extraviado, de alguien que se siente más solo que Adán.../ Un artista es una ventana, muestra lo que está detrás de las cuatro paredes, es como el cuadro que cuelga un preso para poder huir. Tal vez por esto pinto, intento aniquilar los muros con la idea de que alguien cautivo o afligido pueda volar. Nunca me ha interesado el reconocimiento y muchas veces he dicho que prefiero trabajar como artista póstumo. En Chile me quieren convertir en Gabriela Mistral y en muchas partes del mundo pretenden volverme un pintor famoso, petrificado; desean que mi imaginación se congele y que repita fórmulas o realice cuadros que la crítica pueda comprender; por eso siempre me distancio.
domingo, 7 de enero de 2024
Marina Serrano - Psiquis anatómica, La doble organización del conocimiento
FETO (8)
Antes que yo, he sido esto
que cree
y se ha hecho cuerpo.
Desde el verdor que es centro
y me ocupa de lado a lado,
desde el blanco mate de mis palas metálicas,
esta carne marcada
por las desviaciones sutiles y prietas
de mis creencias.
Soy el hacedor
encadenado
que ocupa la totalidad del espacio.
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8 Feto: del latín fētus, ŭs,/
Completo el brote, la extensión
es el atributo de los hijos,
ocupar la casa, las colonias,
hacerse gigante
hasta llover sobre todo.
/'ventregada, producto de un parte', "cría". De la misma raíz latina que fecundus y que femina, 'mujer'. Podría ser también un derivado de la raíz indoeuropea dhē(i), 'mamar'. En uso desde la antigüedad, documentado en español en textos médicos del s. XV, en francés en el s. XIV.
PIEL(15)
Se aprende más sobre la caprichosa anisotropía de la piel
quitándose del medio.
En la evitación del acto conclusivo, en el olvido molesto
de estar siempre presente, surge la manifestación
de las cualidades,
y al ser tocado se modifica lo invariante,
lo que parece firme.
En mesetas ancestrales se forman nuevas memorias.
A lo mortal, a lo que tiene el perfil de garras,
de piedra monumental, reacciona
universal, y al no ser
elegido que empalaga, sacia y genera
un repeler de ofidio, de animal que rechaza.
Por medio de la piel no debería despertarse
en mitad de la noche a los seres satisfechos,
a los que consolidan,
y menos con faneras
rozando como armas la destilación del día.
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15 Piel: del latín pell(em),/
El planeta azul, la copa de nuestra boda, la diosa, no existen
sin su forma,
sin polvos derivando por el plasma.
Múltiples estratos separan
a los seres que vuelan, costra de escamas,
y la sangre se deja fluir
en sus límites.
Lo que está más allá se representa
en la piel primera y más íntima,
plegada, en la placa gris. Luego blanca.
Espejo del espejo.
/'piel'., En uso desde latín arcaico sin interrupción; documentado en español en 1140. En anatomía se refiere a la cubierta exterior del cuerpo. Al tejido que reviste la superficie, cavidades y conductos del organismo se lo llama epitelio, que proviene del latín ephitelium, de griego ep(í) ἐπί "sobre" más thēl - θηλήn en griego, 'pezón', 'tejido con formas apezonadas' más -iu(m) que en latín hace sustantivo. Su lengua base es el griego, y la palabra fue acuñada en 1703 en latín científico por F. Ruysch.
HUESOS (25)
La marcha, el hacer de la vida,
los lugares por donde se va, cambian y no.
El concierto de los ciclos
de los vertebrados, el viento, las manadas
atraviesan y el camino se vuelve sedimento
denso, rico. Y la continuación
necesaria de los pasos,
así como indiferente pasa ante muertos ajenos,
delante de los propios
huesos ya sin carne, limpios,
casi pulverizados, de nuestros padres,
llora y nos detiene
cada vez.
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25 Hueso: del latín ossu(m),/
Consume volviendo sal y costra,
la sangre,
lo rígido del espíritu
cuyo mandato ribosómico es perdurar.
Divide el libro sagrado,
cada línea, cada norma, talla surcos y bordes,
es ley
y en cada ley
elige conservar
mayor o menor espacio
para lo que muta.
/'hueso'. Su raíz indoeuropea es osth- 'hueso' (sánscrito ásthi, avéstico, ast-, albanés astht-, hetita hâstai-, griego, οστούν, latín, os). En anatomía, cada una de las piezas duras que forman el esqueleto de los vertebrados. En botánica, parte dura y compacta en el centro de algunos frutos, como la aceituna, la guinda, el melocotón, etc., en la cual se contiene la semilla.
Marina Serrano, Psiquis anatómica, La doble organización del conocimiento, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2016.
Obra visual: Roberto Matta.